Llego a la estación con el billete de bus comprado por internet. Había mirado mal la hora y resulta que el bus ya se ha ido. Le pregunto a la taquillera si me vale para el siguiente y me contesta que lo lamenta pero que el bus salió y yo llegué tarde, a lo que le contesto que no, que se equivoca, no llegué tarde, llegué puntual para la hora equivocada. Hay cuestiones que sí tienen vuelta de hoja señora (no le digo, sino que pienso), hay ocasiones en que sí hay otra vuelta de tuerca, y uno puede estar en lo cierto en base a una premisa falsa, del mismo modo que uno puede estar echando agua a las plantas del balcón cuando está regando sin querer al vecino del cuarto. Me pregunto cuántos equívocos se forman de este modo, cuantas correas de transmisión de malentendidos hay sin que nadie las mire y cuantas estallan por aplicar ideas establecidas, o peor aún, ideas preconcebidas, que es como tararear el estribillo de la música sin pensar la letra.