«¡Que vienen los rusos!»

¡Que vienen los rusos!” no es solo el título de una comedia bélica americana de los años 60. Cualquiera que lea los periódicos desde que se inició el conflicto entre Ucrania y Rusia se dará cuenta de que es también la frase que mejor resume el sentimiento de Occidente. No solo porque la maquinaria de propaganda está encantada de exprimir la imagen de Vladimir Putin como una especie de Terminator eslavo (aunque lo pone fácil) y la de los rusos como esa gente fría que nunca ríe y se come a los niños (también lo ponen fácil).

Pero, ¿son tan malos los rusos? ¿Quieren invadir media Europa? ¿Rasputín mató a Kennedy? Por desgracia, las historias en las que los buenos son muy buenos y los malos son muy malos quedan para Anastasia y las películas de Disney. A continuación, lo que Occidente no quiere que se sepa sobre el Caso Ucrania:

“¿Y qué dices que tiene que ver Rusia con Ucrania?”

-Pues tanto o más que lo que Europa tenga que ver con Ucrania: el primer gran imperio ruso fue la Rus de Kiev (S.IX) y el nombre ya lo dice todo. Los mongoles le pusieron fin en el S.XIII y luego la actual Ucrania (que significa “tierra fronteriza“, tiene guasa la cosa) fue pasando por distintas manos aunque sin dejar de estar en el punto de mira ruso.

-Ucrania y Rusia no se encuentran separadas por ninguna gran cordillera, pues se encuentran en una gran estepa: de ahí la frontera difusa. Un territorio en el que históricamente han confluido cosacos, tártaros, rusos y polacos. A ello hay que añadirle la división religiosa entre católicos y ortodoxos orientales, y entre proeuropeos y prorrusos (oeste-este respectivamente). Una auténtica bomba de relojería que aún hoy sigue haciendo tic-tac.

“Nikita, Nikita, lo que se da no se quita”

-La península de Crimea (sudeste de Ucrania) actualmente en disputa fue una especie de regalo del líder soviético Nikita Jruschov a Ucrania (1954), como recuerda Ramón Loboen “El Periódico“. Lo hizo sin el permiso de la población rusa. Y allí es precisamente donde hoy tiene Rusia su flota y acceso estratégico al Mar Negro, de ahí que para ellos sea tan importante, hasta el punto de enviar al ejército si es necesario.

-Del mismo modo, Estados Unidos tiene también acceso al Mar Negro a través de la OTAN en Turquía. ¿Qué no haría EEUU si peligrasen sus bases en Turquía? ¿Acaso no tratarían también de defender su posición, como han hecho en otros países? ¿No queda cada vez más claro que estamos ante una partida de ajedrez? Lástima que no juegue Kaspárov, debe pensar Putin.

“¿Bueno, bonito, barato?”

-La UE nunca ha ofrecido a Ucrania formar parte de su unión política, sino una especie de unión de segunda clase: una “asociación de libre comercio“, lo que traducido del idioma neoliberal al español significa la eliminación de aranceles y barreras comerciales a cambio de reformas. Sí, reformas. En España sabemos muy bien lo que eso significa. Así que…¿Por qué iba Ucrania a aceptar de buenas a primeras una asociación que no le era beneficiosa, pues implicaba rechazar la oferta de Rusia, a la cuál se encuentra muy vinculada económicamente?

“¡Manos arriba! ¡Ésto es propaganda!”

-En cualquier caso, por esa razón empezaron unas protestas que lo que pedían era girar hacia Europa en lugar de hacia Rusia, que era lo que barajaba el presidente Yanukovich. Kiev, la capital de Ucrania, es una ciudad de casi 3 millones de habitantes; sin embargo, las protestas más numerosas en la plaza de Maidán han rondado los 100.000 manifestantes. ¿Hasta qué punto son representativas de la voluntad popular del pueblo ucraniano?

-¿Por qué las apoya Occidente? ¿Cómo reaccionaría determinada prensa española si 100.000 personas se manifestaran contra el gobierno de España, algunas mediante actos violentos? ¿Acaso no minimizaron y criminalizaron las protestas de Burgos, o las del 15-M cuando les convenía? ¿Y qué hay de EEUU? Se ha acusado al gobierno ucraniano de reprimir las protestas. ¿Pero pueden ellos lecciones de respeto a manifestantes, cuando la policía se dedicaba a arrestar y se prohibían las manifestaciones pacíficas del movimiento “Ocuppy Wall Street“?

“Yanukovich ha sido derrotado democráticamente”  

-Yanukovich era un oligarca: cierto. Y un corrupto: cierto también. Y hasta autoritario: sea pues, concedido. Pero no ha sido derrotado democráticamente. Tras las protestas en la plaza de Maidán (Kiev), Yanukovich estaba llegando a un acuerdo con la oposición.

–21 de febrero: Yanukovich anuncia el acuerdo: se convocarían elecciones, se volvería a la Constitución anterior, se formaría un gobierno de transición y se acabaría con la violencia. Un día antes, sin embargo, unos francotiradores empiezan a matar a personas. Se desata más violencia. Todo el mundo señala al gobierno como responsable.

–22 de febrero: Yanukovich viaja a Járkov, al este del país, para asistir a un congreso de diputados y gobernadores de su partido. Los opositores aprovechan mientras tanto para tomar los edificios institucionales, le acusan de huir para no asumir responsabilidades y el Parlamento vota destituirle. Lo destituye. Sin la correspondiente Comisión de Investigación que exige la Constitución en estos casos.

-5 de marzo: se desvela una conversación secreta entre el ministro de Exteriores de Estonia y la responsable de política exterior de la UE, en la que se apunta que los francotiradores habrían sido opositores que querían crear caos para culpar a Yanukovich.

Fuck the European Union”

La frase fue pronunciada por la responsable de asuntos europeos y euroasiáticos del Departamento de Estado de EEUU en una conversación, también secreta, con el embajador de EEUU en Ucrania. Pese a que la Unión Europea es la aliada de EEUU en la partida de ajedrez contra Rusia, la conversación desvela hasta qué punto EEUU está interfiriendo en el conflicto Europa-Rusia, llegando incluso a sugerir quién podría formar parte del gobierno tras Yanukovich: un tal Arseni Yatsenyiuk. Y qué casualidad, tras la dimisión de Yanukovich, Yatsenyiuk ejerce como primer ministro en funciones.

Fuck the russians”

-La frase no fue pronunciada por nadie, que se sepa. Pero no hay ninguna duda de que es lo que quieren: que se jodan los rusos. Están dispuestos a lo que sea necesario: reconocer a un gobierno NO electo, el de Kiev, como hicieron con el golpe de estado contra Morsi en Egipto; reconocer a partidos de la oposición como el ultraderechista Svoboda; tolerar la decisión del nuevo gobierno de Kiev de derogar la ley que reconocía la cooficialidad de la lengua rusa en Ucrania, vulnerando de este modo los derechos de una parte de la población, sobretodo en el este y sud, o en Crimea.

“Érase una vez, Kosovo”

-La independencia de Kosovo y su separación de Serbia en 2008 fue posible por imposición de la OTAN (EEUU+UE) y porque así lo deseaba la mayor parte de la población, que era albana. Sin embargo, la historia se repite. Y son los mismos que permitieron la independencia de Kosovo los que quieren negársela a Crimea. Son los mismos que toleran a un gobierno no elegido con votación (Ucrania) los que rechazan las decisiones de una parte de ésta (Crimea) mediante votación. Y es que los primeros resultados del referéndum muestran un 95,7% a favor de la integración con Rusia: Occidente creía haberse hecho con Ucrania, y así ha sido. Pero Crimea se les ha escapado.

Y llegamos al final. Y al principio: todo ésto empezó como una protesta contra un gobierno corrupto; protesta que luego, a su vez, fue utilizada por Occidente para alejar a Ucrania de Rusia. Estados Unidos pensaba que podía incendiarle a Putin su patio trasero y Putin ha respondido salvando las joyas a tiempo. Así funcionan las partidas de ajedrez.¿Jaque…mate?

Varoufakis y el Minotauro

Los hombres de negro son incorruptibles. Tecnócratas profesionales. Los hombres de negro no yerran, no rechistan, no negocian. Son implacables. Los hombres de negro llegaron con la crisis y se irán (¿se irán?) con ella. Ni siquiera se sabe exactamente quién los apodó así, hombres de negro, por primera vez. Sí se sabe a qué vienen, y que es lo que quieren: inspeccionar el estado del sector financiero de los países intervenidos, su situación económica y la aplicación de reformas.

Los hombres de negro no hacen amigos, ejecutan órdenes. “Soy un hombre de negro, soluciono problemas”, se dice que se le oyó murmurar a uno, una vez, en una charla, como queriendo homenajearse a sí mismo y al personaje de Pulp Fiction que los inspiró. Los hombres de negro solo tienen órdenes, y también dueño: se trata de la Troika, la Hidra, el monstruo de tres cabezas compuesto por el BCE, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Durante la crisis, los hombres de negro merodeaban sigilosos entre nosotros, evaluando nuestras cuentas, olfateando cada rastro de pequeño desliz, recomendando acelerar tal o cuál medida mientras golpeaban apremiantemente con la cucharilla del café. “¡Te queda muy bien esa reforma laboral!”, “¡¿Menudo recorte, te lo he hecho yo?!”, se les oía bromear en las pocas ocasiones en las que se permitían bromear.

Así fue durante muchos meses, escrutando, vigilando, controlando, ordenando… hasta anteayer. En Grecia, un nuevo héroe se ha erigido en salvador de los griegos. Se llama Alexis Tsipras, y no está solo. Su mano derecha es Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas, ex asesor de Valve (compañía de Videojuegos) y estrella del rock de la economía. Estudió en Essex, pasó por Cambridge, tiene un blog hecho con WordPress y salía mucho en televisión. Pero Varoufakis es también un exitoso escritor: escribió en 2012 El minotauro globalun ensayo sobre el fracaso de la economía del capital.

Varoufakis ya apuntó entonces al que creía que era su gran enemigo a combatir: el minotauro de Creta como metáfora del monstruo financiero que estallaría de rabia con la crisis. Lo que quizás no podía apuntar ni imaginar entonces es que, tres años más tarde, como el Teseo de la mitología griega, acabaría encerrado junto a él.

Contaba Varoufakis antes de ganar las elecciones que los griegos habían sido encerrados en un laberinto. Que en 2010, en bancarrota, se les pidió a los griegos que pagaran la deuda reduciendo sus ingresos a cambio del préstamo más grande de la historia; que quien concedió el préstamo, la Troika otra vez, ignoró que quién está en bancarrota no puede pagar la deuda ni reducir aún más sus ingresos, aumentando de este modo la deuda una vez más. Un círculo vicioso. Un laberinto.

Varoufakis entró en él al asumir la cartera de Finanzas con el único hilo de esperanza de que Syriza suponga la diferencia. El viernes pasado Varoufakis embistió primero. En plena rueda de prensa con el líder del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, la tensión en el ambiente se cortaba con un cuchillo. “Grecia no reconoce a la Troika”, dijo el griego golpeando a la bestia.” “Ignorar los acuerdos no es el camino correcto”, replicó el otro. Tras la comparecencia, se levantaron, se encararon, y el holandés le soltó:

-Acabas de matar a la Troika.

-Uau, contestó el griego.

Se soltaron las manos y acabó la reunión. No sé sabe si hubo algo más, si Varoufakis le espetó, “ella disparó antes”, cómo aquella viñeta cómica sobre el Affair Charlie Hebdo. Lo que sí se sabe es que el laberinto sigue ahí. Que la bestia es algo más que una tríada de instituciones creadas para un mismo fin. Que el laberinto de la crisis de la deuda está construido por Merkel, como Dédalo, y los contribuyentes (entre otros) del pueblo alemán. Que el rey Minos, como los mercados financieros, no admite aventuras en tierra europea. Que la victoria es difícil y la salida es compleja.

Epílogo: Fragmento de “El tiempo de los regalos”, de Patrick Leigh Fermour. De otros tiempos para Creta, para griegos y alemanes.

Los azares de la guerra me depositaron entre los riscos de la Creta ocupada con una partida de guerrilleros cretenses y un general alemán cautivo al que habíamos detenido y llevado a las montañas tres días atrás. La guarnición alemana de la isla nos perseguía, pero por suerte de momento seguían una ruta equivocada. Era aquella una época de inquietud y peligro, y para nuestro prisionero de penalidades y congoja. Durante un intervalo en la persecución, nos despertamos entre las rocas cuando se iniciaba un amancer brillante por encima del monte Ida. Lo habíamos coronado con dificultad, hollando la nieve y luego bajo la lluvia durante los dos últimos días. Al mirar por encima del valle el pico montañoso destellante, el general musitó:

-Vides ut alta stet nive candidum Soracte… (Ya ves cómo la alta nieve blanquea el Soracte)

¡Era uno de los poemas que yo conocía! Seguí desde el punto en que él se había interrumpido:

-…Nec iam sustineant onus silvae laborantes, geluque flumina constiterint acuto (Y soportan el peso los cansados bosques y el hielo áspero constriñe los ríos)

Y así sucesivamente todas las estrofas restantes hasta el final. Los ojos azules del general se habían apartado de la cima del monte para fijarse en los míos, y cuando terminé, tras un largo silencio, dijo: “Ach so, Herr Major! (Vaya, señor comandante!). Fue algo muy extraño, como si, durante un largo momento, la guerra hubiera dejado de existir.